jueves, 25 de noviembre de 2010

Sobre Papel Prensa


He seguido buena parte de todo lo publicado por los medios sobre el caso Papel Prensa. También leí el libro Silencio por sangre de Daniel Cecchini y Jorge Mancinelli, un arduo trabajo de investigación publicado antes de ser presentado el proyecto oficial.
Entiendo, por todos los datos recavados a lo largo de estos últimos meses, que se han cometido irregularidades en torno a la negociación (o apropiación), y que probablemente se hayan cometido delitos de lesa humanidad. Aunque esto último habrá que probarlo ante la justicia. Pero más allá de los datos que prueban el manejo espurio de la adquisición, me llama poderosamente la atención la manera cuasi guerrera que adoptaron los diarios Clarín y la Nación para tratar el tema en sus publicaciones. Máxime el grupo Clarín, desde todos sus soportes mediáticos. En forma constante exhiben sus tapas y sus placas acusatorias. O braman en radio y televisión, corriendo la discusión de su eje central, para hablar de los malos modos del secretario de Comercio.  Más aún me sorprende la “casualidad” que resulta de todos los trabajadores de prensa que trabajan para esos medios, que rechazan las acusaciones al unísono, sin dejar lugar para la duda o la sospecha de que algo haya de cierto. Comprendo la situación que genera el hecho de hablar de asuntos que involucran a sus patrones, pero muchos periodistas cuentan con un prestigio que les permitiría trabajar para cualquier otra empresa de medios.  
Hay algo en torno al asunto que revela de manera insoslayable la oscuridad que rodea a la negociación: la complicidad que ejercieron los tres diarios involucrados con las atrocidades cometidas por el gobierno de facto. Las noticias publicadas sobre la muerte de supuestos guerrilleros eran siempre enfrentamientos con la policía o la fuerza militar, cuando quedó demostrado que en la mayoría de los casos no era así. Si bien la prensa estaba atada al peligro que podía generar decir ciertas verdades, no todos los medios tomaron esta actitud de ser prácticamente portavoces de la dictadura. El mismo José Pirillo, ex dueño de La Razón, declaró ante la justicia que en la empresa Papel prensa existían mecanismos de extorsión, y que, además, los tres diarios tenían en sus archivos toda la información referida a delitos de lesa humanidad. “Tenían pleno conocimiento”, dijo.
Creo que la investigación y la publicación del caso Papel Prensa ha colaborado con la tendencia permanente que viene causando el deterioro de la credibilidad de los diarios Clarín y La Nación, cuya cantidad de lectores está bajando año a año. Y entiendo, más allá de ciertas connivencias con el oficialismo, que otros medios como Página/12, Crónica o Tiempo Argentino, le den espacio y repercusión a la noticia. Ya que, después de todo, también resultan perjudicados por la competencia desigual que genera el precio del papel.
Estoy plenamente convencido de que se debe ir a fondo con la investigación, y habrá que castigar a los culpables, tengan el poder y el dinero que sea. También estoy a favor de declarar a Papel Prensa “de interés público” y que se democratice el acceso al papel. Un precio igualitario para todos los periódicos mejorará la calidad y la cantidad de los medios informativos.

Emmanuel Gentile

No hay comentarios:

Publicar un comentario